Los berrendos de José Manuel Quintas: en busca de la reivindicación de una estirpe de bovino única.
Lorenzo Cerón Miranda. Septiembre 2013
La ganadería de los Hermanos Quintas cuenta con el privilegio de poseer uno de los de reductos de bovino de lidia más exclusivos y escasos de los que a día de hoy se conserva. Se trata de unos animales fácilmente reconocibles por sus llamativas capas y equilibrada fisonomía, y que son el resultado de un proceso de selección iniciado hace ya más de IV siglos, el cual tuvo como núcleo fundacional a las manadas de ganado silvestre que pastaban por los montes, dehesas y humedales manchegos. Hasta entonces, buena parte de este ganado se destinaba a la realización de diversas tareas agrícolas y a surtir a numerosos plazas y mercados por su excelente aptitud cárnica.
Se considera a Juan Sánchez-Jijón Salcedo como creador de esta casta, a la que le da nombre, quien se dedicó a la cría de este ganado entre 1598 y 1647, en Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real). Como resultado de la gran aceptación por parte de los públicos, llegaron a alcanzar tal fama que no solamente gozaron de un protagonismo destacado en la celebración de estos espectáculos sino que multitud de criadores se nutrieron de este ganado manchego para la formación de sus ganaderías, dando lugar a la expansión de este encaste, especialmente a lo largo de los siglos XVII y XVIII.
Para el caso que nos ocupa, del hato originario de los Jijón, concretamente el procedente de los diezmos de José Antonio Pantaleón Sánchez Jijón, dos fueron los toros que Julián Fuentes "El Indiano" (entre 1797 y 1798) adquirió para formar, en Moralzarzal (Madrid), su incipiente ganadería, junto a 80 vacas de vientre del campo de Salamanca. En 1811 añade un lote de vacas jijonas (ignoramos cantidad y ganadería de origen), y en 1825, y con vistas a mejorar la vacada, decide cambiar los vientres salmantinos y sustituirlos por otros jijones de José Arratia, adquiriendo 100 vacas, procedentes la ganadería Juan Díaz Hidalgo, al igual que los Sánchez Jijón, también de Villarrubia de los Ojos. Es de esta manera, como a partir de unos cimientos jijones, se consolida una ganadería que en 1856 pasa a formar parte de la familia Martínez, de Colmenar Viejo (Madrid), por la compra de 400 cabezas de ganado que le hace Vicente Martínez a Juan José Fuentes.
Casi fueron 90 años los que este ganado estuvo en manos de la familia Martínez. A lo largo de este tiempo tanto el comportamiento como la morfología de estos animales registró una evolución acorde a cómo lo iba haciendo el propio espectáculo al que iban destinados. De los toros de pelajes colorados y castaños (genéricamente denominado retinto por aquellos tiempos) de gran alzada y arboladura, se pasó a un animal más recogido y fino, fruto de las aportaciones realizadas por sementales de otras líneas. A este respecto cabe señalar la influencia del toro "Español", de Pérez de la Concha (Casta Vazqueña), el cual, y de manera casual, desde 1875 padreó durante un tiempo en la ganadería, y cuya capa berrenda aparejada empieza a proliferar y a perpetuarse en generaciones sucesivas, constituyendo un rasgo identitario de lo que se vendría a llamar el encaste Martínez. Por otra parte, la compra en 1904 a Eduardo Ybarra (Casta Vistahermosa) del semental "Diano", sirve para afinar las hechuras de estos animales lográndose además un verdadero punto de inflexión en lo que se refiere al comportamiento que experimenta la ganadería a partir de aquel entonces. A la labor del Diano, se sucede la de los sementales "Dudoso", "Ramito" y "Vinagrero" adquiridos ya a Fernando Parladé.
De esta forma, la ganadería de Martínez se convierte, en el primer tercio del siglo XX, como una de las mejores y más solicitadas por aquel entonces, hasta que en 1940 se produce su partición y venta, correspondiéndole al Duque de Pinohermoso las vacas paridas con hembras, a los Arribas las vacas sin parir u horras, y la familia Abad, de Cadalso de los Vidrios (Madrid), las vacas paridas con machos. Cada uno de ellos se llevó dos sementales de los seis que les quedaban a los Martínez. Al respecto, cabe señalar que mucho antes de la disolución definitiva de la ganadería de Martínez, Román Abad (en 1920) ya se había hecho con una punta de vacas y dos sementales de Martínez (de nombres "Barrenero" y "Viajero", respectivamente) adquiridos a la ganadería de Pérez y Sanz. Finalmente, en 1942, Alfredo Quintas adquiere la ganadería de los Abad, la cual era llevada en conjuntamente con Paulino Álcazar debido a los vínculos familiares que unían a estas dos sagas ganaderas de Cadalso de los Vidrios.
Desde mediados del siglo pasado hasta la actualidad, en la ganadería de Quintas se ha respetado y se han orientado sus criterios selectivos sobre la base de la línea Martínez, no solamente por convencimiento o fidelidad sino también por simple y puro pragmatismo, en buena parte debido a la calidad que posee, ya que a pesar de que en algún momento se ha intentado realizar algún cruce con animales de otras procedencias, solamente uno, mediante aportación de un semental de Manuel Sánchez Cobaleda en 1962, ofreció unos resultados satisfactorios, aunque limitados, ya que no padreó durante mucho tiempo. Con vistas a refrescar la sangre y potenciar los caracteres de Martínez se adquirió un semental de Montalvo en 1993. Conviene señalar que a pesar de la influencia ejercida por los sementales ya mencionados de otras castas, los vientres siempre han sido única y exclusivamente jijones y son éstos sobre los que se sustenta el propio encaste Martínez, de tal manera que en la actual ganadería de José Manuel Quintas se puede seguir disfrutando de una maravillosa y variopinta amalgama de animales, tan diversa como única y particular.
En la actualidad José Manuel Quintas ha asumido la responsabilidad de continuar con la cría y selección de una variedad de ganado exclusiva, quizá una de las más antiguas que existen en la cabaña de bravo, en la que ha depositado una confianza absoluta, realizando una apuesta de futuro para la conservación y pervivencia de esta raza. Esfuerzos y sacrificios de ganaderos como José Manuel deberían ser valorados tal y como se merecen, mucho más en unos tiempos en los que estamos siendo testigos de la desaparición de líneas de ganado únicas, en la que se avanza hacia una uniformidad devastadora y que supone una preocupante pérdida de variabilidad genética del bovino de lidia.
Desde aquí nuestro reconocimiento y gratitud a todos los criadores de bravo que luchan por algo que es tan suyo como nuestro y que nunca debiera desaparecer. Un patrimonio de todos.
Fotografías:
La huella de Diano. Lorenzo Cerón Miranda. Mayo 2013
Jijona Antigua. Lorenzo Cerón Miranda. Mayo 2013
Jijona Martínez. Lorenzo Cerón Miranda. Mayo 2013
Novillo seleccionado para la Corrida concurso de Las Ventas 29-09-2013
Novillo Seleccionado para la Corrdias concurso de Las Ventas 29-09-2013
Las dos fotografías de los novillos seleccionados han sido facilitadas por el ganadero José Manuel Quintas.