El Bovino manchego acompañando al hombre, al menos desde la Edad de Broce.
Hace muy pocos días, con motivo de una expedición por tierras manchegas me mostraron un descubrimiento arqueológico, se trataba de un yacimiento de la Edad de Bronce en La Mancha. Queriendo conocer con más detalle algunos de los objetos descubiertos apareció una "fusayola" o "tortera". Pues bien, indagando sobre las particularidades del objeto y de su utilidad doméstica, (servía para hilar tejido), descubrí que también se elaboraba con la cabeza del fémur del ganado vacuno.
Fusayola del Bronce Manchego (Fuentes de Macho, Villarrubia de los Ojos 2019)
Viendo esta relación entre los hombres y el ganado vacuno pensé en la escasez documental relativa a la historia del vacuno de origen manchego que ha acompañado al hombre desde el neolítico.
Las evidencias de la presencia de ganado vacuno en la zona manchega y de su permanencia hasta hace apenas unas décadas no deja lugar a dudas. Los descubrimientos del Bronce Manchego están ligados a la posesión de una variedad autóctona de vacuno de la misma zona, sin embargo no mostramos interés en conocer las similitudes entre el ganado de aquella época y el actual, presente en algunas ganaderías de vacuno herrado de la actualidad.
Artefactos óseos procedentes de la Edad de Bronce.
ARTEFACTOS ÓSEOS DEL YACIMIENTO DE LA EDAD DEL BRONCE DEL CERRO DE LA ENCINA (MONACHIL GRANADA).
Manuel ALTAMIRANO GARCÍA
El objeto remarcado en naranja es una fusayola fabricada con el fémur de ganado vacuno de la época.
Pintura rupestre con una escena cotidiana con el ganado en el Neolítico, en Tassili n’Ajjer (Argelia). DE AGOSTINI PICTURE LIBRARY (GETTY)
Fuente; El vacuno en el Neolítico.
Las imágenes de vacuno domesticado acompañando al hombre desde que empieza a dejar rastro de su capacidad intelectual, no son relacionadas con la necesidad de reintegrar a su hábitat esta raza de la que se constata la pérdida de variabilidad y la desaparición de determinados territorios. El caso del vacuno manchego debería ser un ejemplo para la reflexión.
La historia de la cirugía veterinaria es tan antigua como la cirigía humana y los animales destinatarios de semejante interés fueron las vacas.
El ganado vacuno, para el hombre y desde su inicio, ha sido objeto de la máxima atención, los descubrimientos sobre el cuidado que se le daba no deja lugar a dudas. La admiración que mantenemos por este animal debe llevarnos a impulsar su conservación en sus lugares de procedencia. Noticias de ciencia que relatan descubrimientos de cirugía en animales nos sorprenden, especialmente cuando descubrimos que los acreedores de estos cuidados eran vacas. Este interés por estos animales contrasta con el olvido actual en las zonas en las que estuvo presente de una forma abundante.
La ciencia estudia el sustento biológico que justifica la conducta especial seleccionada en los últimos años del vacuno herrado.
El experimento de mejorar razas de animales domésticos nació en La Mancha con el vacuno herrado. Se seleccionaban hembras a las que acorralaban y cruzaban con un mancho preseleccionado. Con este sistema se pudo elegir el aspecto morfológico y determinada conducta ante situaciones de enfrentamiento. Desde la prensa orientada a los espectáculos taurinos se divulgan los resultados de las investigaciones que se han venido realizando para justificar biológicamente la conducta de los animales que han llegado hasta nuestros días.
Se pasa por alto en este estudio, toda la trayectoria de convivencia del animal con el hombre y la adaptabilidad de su conducta a los requerimientos de las necesidades del hombre.
En este caso se estudia la bravura pero nada se dice de las selecciones anteriores para tener conductas mansas pero a la acompañadas de fuerza y permanencia.
El ganado vacuno se ha ido adaptando a todas los requerimientos que el hombre ha necesitado, acompañándolo a lo largo de la historia. Sorprende que se le encumbre únicamente por estar seleccionado para los espectáculos y que no exista interés en conservarlo en las condiciones naturales que permitieran adaptarlo tal y como era en sus orígenes.
Desde el neolítico hasta nuestros días y gracias a la arqueología seguimos aprendiendo de nuestro vacuno manchego y cada vez más, estamos convencidos de la necesidad de reintegrarlo a sus lugares de origen.