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Reproducimos la información que ha aparecido en prensa sobre Lorenzo Cerón Miranda en el que se reconocen sus trabajos e ilusiones sobre la cría de ganado bravo.
Felicitamos a Lorenzo por este público reconocimiento y le animamos con esta entusiasta labor de reivindicar la conservación de las razas amenazadas de bovino bravo.
El avilesino que rescató a una raza
Es un animal imponente, tanto por su tamaño, cornamenta y fiereza. La casta jijona era una de las razas de toros más apreciadas por el mundo taurino hasta que en el siglo XIX comenzó un declive por unas modas que reclamaban unos animales más mansos en el ruedo. Su decadencia fue tal que llegó el momento en que se creía una raza extinta, recordada tan sólo por ilustraciones y fotografías antiguas. Hasta que, en el entorno de 2008, estudios genéticos descubrieron que en la cabaña ganadera española aún existían la huella de este animal.
Y ha sido un avilesino, Lorenzo Cerón Miranda, la persona encargada de poner en orden todas las piezas del puzzle y demostrar que la casta jijona nunca llegó a desaparecer. En el esfuerzo para rescatar a este hermoso e imponente animal del olvido no se encuentra solo. Es uno de los integrantes de la 'Plataforma para la recuperación de la casta jijona', cuyo bitácora (http://castajijona.blogspot.com) acaba de superar las 100.000 visitas tras dos años de actividad hablando del toro Jijón.
Licenciado en Ciencias Ambientales en el Reino Unido y con una especialización de post-grado sobre la conservación de Ciencias Ambientales, Lorenzo Cerón Miranda reconoce que siempre le gustó el mundo taurino. «Pero más que las corridas, lo que me atrajo fue el toro de lidia, la crianza y selección del animal. Recuerdo que desde los siete años ya buscaba información sobre él. Es una afición que cultivo desde hace mucho tiempo», según explica a LA VOZ.
El toro de lidia no es un animal cualquiera. «Su riqueza genética es muy superior a la de cualquier otra raza de bovinos. Se habla de él como una raza de razas», añade Cerón.
El investigador explica que en la configuración del actual toro de lidia existen cinco grandes ramas o castas, cada uno de ellas criadas en las cuencas de los grandes ríos españoles y con sus propias características. Sin embargo, a lo largo del siglo XX se había asentado la idea de que la casta jijona se había extinguido. «Es un toro muy grande, con mucha arboladura, su carácter es agresivo y arisco. Infundía miedo y respeto. Su auge se produjo entre los siglos XVII y XVIII», diserta Cerón, «en la medida que evoluciona la lidia, se reclama otro toro más dócil y pastueño y esta casta entra en un cierto declive».
De ahí a que se diese por extinta la casta había sólo un paso que lo dio sin reparos el mundo taurino. Aunque hubo un grupo que enarboló la defensa del toro Jijón, llamado así en honor a la ganadería Sánchez Jijón, una de las más importantes en la crianza de esta raza. «Es un grupo muy variado y con perfiles muy diferentes. Su principal impulsor es el abogado Manuel Zaragoza», asevera Cerón.
La plataforma conocía los análisis genéticos que demostraban la pervivencia del ADN del toro Jijón. «El ganadero sabía que tenía la casta, pero no sabía la causa», comenta el investigador. Su trabajo se centró en comparaciones morfológicas entre reses actuales y ejemplares de los siglos XVII y XVIII. Las similitudes, tanto físicas como de carácter, eran más que evidentes. También rastreó los libros de familias. «Algunas nomenclaturas se remontaban, como mínimo, a mediados del siglo XIX», señala, «estas pruebas, junto con los análisis genéticos, demuestran la pervivencia de la casta con un mayor o menor grado de pureza».
Una vez que se ha confirmado la pervivencia del toro Jijón, Lorenzo Cerón sigue trabajando con la plataforma para diferentes objetivos. «No es un animal muy demandado para los actuales espectáculos. Algunas ganaderías lo mantienen gracias a que buscan otros mercados como el francés, donde es más apreciado», comenta.
Sin embargo, más allá del espectáculo taurino, Lorenzo Cerón destaca el valor ecológico de la crianza de esta casta. «Nuestro gran objetivo es reintroducirlo en su entorno original, en La Mancha y el entorno de las Tablas de Daimiel, con un sistema de gestión de pastizales en extensivo que es respetuoso con los recursos hidrológicos». La ilusión de Cerón es que este bello animal se convierta «en el icono de un desarrollo territorial de zonas rurales», al tiempo que se revalorice el patrimonio cultural, histórico, artísticos y etnográfico del toro Jijón. Es una tarea a medio y largo plazo, donde ya han alcanzado satisfacciones como la petición de material genético de una Universidad holandesa para un proyecto de recuperación del uro, una raza de toro salvaje.