sábado, 17 de enero de 2009

Tras los esqueleto de bóvidos de procedencia jijona.

Sería importante para la conservación de las razas y subrazas de bóvidos de lidia que se tuviera conservado material genético de cada una de ellas. Autenticar la descendencia jijona, sin patrones de sus ancestros y estudiar la variabilidad sufrida en los periodos estudiados es un objetivo complicado, ya que no se disponen de estos materiales de referencia. 

Hallazgo de esqueleto de bóvido.









Nos gustaría que estas imágenes se corespondieran con esqueletos de bóvidos de nuestra zona, nos podrían permitir estudiar la evolución de los ancestros encontrados con los actuales descendientes del "toro jijón".

Este verano contactamos con científicos del CSIC para valorar la posibilidad de estudiar los posibles lugares en los que se pudieran haber ubicado muladares, teniendo en cuenta las zonas de tránsito de los toros jijones. Difícil tarea por el proceso de roturación de tierras, convirtiendo la dehesa en zonas de labor. Existen zonas de mayor dificultad de roturación o tierras en altos u hondos, o de baja calidad para la agricultura. En alguna de estas zonas encontramos restos de murallas que nos hacen pensar que se destinaban al manejo de ganado bovino.

Con esta labor de rastreo, seguramente no hallemos ningún resto biológico de estos animales en las zonas donde pastaron, pero al menos recrearemos su hábitat, delimitaremos las zonas en las que se criaron y por las que transitaron, todo un ejercicio de aprendizaje que no para de sorprendernos. La geografía, biología, arqueología, e historia son disciplinas del conocimiento que aportarán datos relevantes al proyecto de conservación del "Toro jijón".