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domingo, 31 de octubre de 2021

La batalla con los toros de Don Quijote, ubicada en Aragón y rutas por las zonas de cría de vacuno de la época.

En la investigación sobre el uso del toro de lidia para tareas de defensa y ataque en conflictos bélicos, nos encontramos la mención de: "La batalla de los toros de Don Quijote". Se trata de un análisis geográfico de la ruta que siguió Don Quijote en sus tres salidas, con la ubicación de sus principales aventuras. Es un trabajo publicado en 1780, recordamos que la publicación de la segunda parte del Quijote está fechada en 1616.

Encontramos esta mención en la Biblioteca Virtual de Patrimonio Bibliográfico del Ministerio de Cultura en el siguiente documento: Mapa de una porción del Reyno de España que comprehende los parages por donde anduvo Don Quijote, y los sitios de sus aventuras [Material cartográfico] / Delineado por D. Tomás López Geógrafo de S. M. según las observaciones hechas sobre el terreno por D. Joseph de Hermosilla, Capitán de Ingenieros. 1780.


Mención expresa de la Batalla con los toros, en su tercera salida publicada en en la segunda parte del Quijote en 1616. Es la mención número 31, que se corresponderá con Castejón de Monegros (Huesca). 


La mención número 31 del plano, hace alusión a la Batalla con los Toros, está ubicada en Aragón, muy cerca de Castejón de Monegros (Huesca). 

Fuente de esta información:

https://bvpb.mcu.es/cervantes/va/consulta/registro.do?id=423406

En el libro del Quijote, lo encontramos al final del Capítulo 58 de la segunda parte. CAPÍTULO LVIII Que trata de cómo menudearon sobre don Quijote aventuras tantas, que no se daban vagar unas a otras

Dos veces repitió estas mismas razones y dos veces no fueron oídas de ningún aventurero; pero la suerte, que sus cosas iba encaminando de mejor en mejor, ordenó que de allí a poco se descubriese por el camino muchedumbre de hombres de a caballo, y muchos dellos con lanzas en las manos, caminando todos apiñados, de tropel y a gran priesa. No los hubieron bien visto los que con don Quijote estaban, cuando volviendo las espaldas se apartaron bien lejos del camino, porque conocieron que si esperaban les podía suceder algún peligro: sólo don Quijote, con intrépido corazón, se estuvo quedo, y Sancho Panza se escudó con las ancas de Rocinante.

Llegó el tropel de los lanceros, y uno dellos que venía más delante a grandes voces comenzó a decir a don Quijote:

—¡Apártate, hombre del diablo, del camino, que te harán pedazos estos toros!

—¡Ea, canalla —respondió don Quijote—, para mí no hay toros que valgan, aunque sean de los más bravos que cría Jarama en sus riberas! Confesad, malandrines, así, a carga cerrada, que es verdad lo que yo aquí he publicado; si no, conmigo sois en batalla.

No tuvo lugar de responder el vaquero, ni don Quijote le tuvo de desviarse, aunque quisiera, y, así, el tropel de los toros bravos y el de los mansos cabestros, con la multitud de los vaqueros y otras gentes que a encerrar los llevaban a un lugar donde otro día habían de correrse, pasaron sobre don Quijote, y sobre Sancho, Rocinante y el rucio, dando con todos ellos en tierra, echándole a rodar por el suelo. Quedó molido Sancho, espantado don Quijote, aporreado el rucio y no muy católico Rocinante, pero en fin se levantaron todos, y don Quijote a gran priesa, tropezando aquí y cayendo allí, comenzó a correr tras la vacada, diciendo a voces:

—¡Deteneos y esperad, canalla malandrina, que un solo caballero os espera, el cual no tiene condición ni es de parecer de los que dicen que al enemigo que huye, hacerle la puente de plata!

Pero no por eso se detuvieron los apresurados corredores, ni hicieron más caso de sus amenazas que de las nubes de antaño. Detúvole el cansancio a don Quijote, y, más enojado que vengado, se sentó en el camino, esperando a que Sancho, Rocinante y el rucio llegasen. Llegaron, volvieron a subir amo y mozo, y sin volver a despedirse de la Arcadia fingida o contrahecha, y con más vergüenza que gusto, siguieron su camino.

Fuente: 

https://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/edicion/parte2/cap58/cap58_04.htm


La realidad es que esta cita no aporta lo que realmente estábamos buscando, ya que no se produjo una batalla con los toros, ni estos fueron utilizados con esa finalidad. 

Sin embargo nos aporta otros datos de gran interés, ya que en 1615, Cervantes menciona, en boca de Don Quijote, el concepto de toro bravo, y le asigna a la mansedumbre, el de los cabestros. Don Quijote también menciona la célebre bravura del ganado vacuno de las riberas del Jarama, curiosamente siendo Don Quijote de la Mancha debería haber conocido la fama de los Jijones, posiblemente en aquella época no hubieran alcanzado semejante notoriedad. Los festejos populares consistentes en encierros, debían ser muy frecuentes, el que se iba a celebrar no debería a estar a más de 20 kilómetros de Castejón de Monegros. La zona ganadera de Aragón y su afición por los festejos populares ha sido poco reconocida en la actualidad. Esta cita, bien podría ser reconocida por los ganaderos de la zona para acreditar su tradición. En la zona todavía quedan ganaderías que conservan procedencia Jijona. 

Para curiosidad de los lectores, gran parte del itinerario que realiza Don Quijote, lo hizo por rutas habituales de traslado de ganado vacuno. En la siguiente imagen aparece la ruta que siguió Don Quijote, muy cerca de la zona de cría del ganado vacuno en Villarrubia de los Ojos, desde la sierra Calderina hasta Puerto Lápice.