En el siglo III a. C. ya existía ganado bovino en Villarrubia de los Ojos de Guadiana. Un reciente estudio realizado por el Dr. en Geografía y Profesor de la Universidad de Castilla La Mancha D. Óscar Jerez García, así lo atestigua. El estudio se titula "Villarubia de los Ojos del Guadiana : geografía, paisaje y medio ambiente"
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La importancia de la ganadería como principal actividad económica llegó hasta prácticamente la Edad Moderna. A finales del Siglo XVI se dice de Villarrubia que su término es "de poca labranza, que la mayoría son sierras y vegas que no se pueden sembrar" (R. Viñas y C. Paz, 1971). Incluso en el año 1826 se menciona la vega de Villarrubia donde se crían muchos toros (M. Corchado Soriano, 1983). en estos momentos, durante la protohistoria existen algunos documentos que atestiguan la presencia de toros en la comarca. De esta forma, Polibio, al narrar la batalla de Castro Alto (que algunos historiadores sitúan en Casas Altas, en los Ojos del Guadiana) entre el cartaginés Asdrúbal Barca y Orisón, resyezuelo oretano, allá por el siglo III a. C., describía la utilización de toros enbravecidos por parte del reyezuelo indígena. Esto le valió el desconcierto de las filas invasoras cartaginesas, la victoria oretana y la muerte del propio Asdrúbal, ahogado en aguas de este río.
Se puede afirmar que ya en la prehistoria se introduce un nuevo elemento en el paisaje de estos campos, definido por la actividad humana sobre el territorio. Además de la agricultura, estos grupos humanos se dedicaron a la ganadería, teniendo ambas actividades económicas consecuencias en el paisaje, al necesitar pastos y terrenos para cultivar, por lo que comenzaron a realizarse las primeras roturaciones, a pequeña escala y todavía con un poco poco impacto paisajístico, puesto que la presión demográfica todavía era muy baja y además el suelo se regeneraba rápidamente.
La otra consecuencia que tendrán estas nuevas relaciones de producción sobre el paisaje será la creación de unas vías de comunicación para conducir la ganadería, para llevarla a los mejores pastos estacionales, naciendo así las primeras rutas trashumantes, siguiendo las cañadas de más fácil acceso, moviéndose a través de pasos naturales, collados, agosturas, valles, riberas fluviales, ..., siendo estas vías pecuarias antecedentes directos de las posteriores calzadas y caminos romanos, cuya evolución darán lugar a las actuales carreteras y vías de comunicación.
Con todo, la cubierta vegetal natural todavía conservaba una importante presencia. Los bosques de quercíneas serían extensos y frondosos. Los humedales todavía no habían comenzado a drenarse y a desecarse. El paisaje sería, por tanto, muy diferente al actual.