¿Falacia o validez? Los espectáculos taurinos garantizan la continuidad de la raza de encastes históricos de bravo en peligro de extinción.
Manuel Zamora Soria.
Secretario de “Casta Jijona. Asociación para la recuperación del toro bravo de lidia jijón”.
Publicado en “Información Veterinaria” Mayo 2008
En primer lugar debo agradecer al Consejo General del Colegio de Veterinarios la oportunidad de poder exponer en su publicación nuestras propuestas para intentar recuperar los encastes en peligro de extinción de ganado bravo. Han sido un buen número de veterinarios los que se han dirigido a nuestra asociación para que le ampliáramos información. Este interés nos ha traído hasta aquí.
El 15 de septiembre del año 2007, un grupo de seis personas de Villarrubia de los Ojos de Guadiana (Ciudad Real), nos reunimos para estudiar la posibilidad de recuperar el "toro jijón". Villarrubia de los Ojos de Guadiana fue el lugar de origen de esta variedad de bóvido que se destinó durante buena parte de la historia a espectáculos. Las últimas generaciones de villarrubieros han anhelado la recuperación de la actividad ganadera de bravo que existió en esta zona, sin que se haya llegado a conseguir. En esta reunión se decide crear una asociación sin ánimo de lucro, de carácter nacional y cuyo principal objetivo será estudiar la viabilidad científica, técnica, económica y financiera de la recuperación del "toro jijón". El número de asociados no para de crecer, no pudiendo definir aún un perfil de asociado por la variedad de ámbitos profesionales, geográficos y de edades. Si bien es cierto que el colectivo veterinario es el que mayor interés muestra por conocer nuestro proyecto, seguidos por informadores de medios especializados, científicos de otras ramas y aficionados al toro en general.
Lo primero ha sido estudiar el estado de la cuestión, ya que lo que se tenía entendido, es que: "esta especie o variedad jijona estaba totalmente extinguida, no quedando ninguna ramificación, ni descendencia".
Afortunadamente, pronto se pudo desmentir esta creencia. Pudimos constatar la existencia de descendientes de la Casta Jijona, no solo en los libros genealógicos, sino también con estudios científicos. Destacando la importancia del reconocimiento como una de tantas ramas existentes en la actualidad. La rama del tronco del "toro jijón" existe, y con un grado de pureza similar al de otros entronques de los que no se ha dudado de su existencia. Agradecemos desde aquí la atención que recibimos del Centro de Investigación del Toro de Lidia de Salamanca, primer lugar en el que se nos ofreció información válida sobre este asunto. Ha supuesto una profunda emoción, comprobar que se puede hablar sin complejidades de toros con entronque "jijón".
Sin querer profundizar en la realidad de la causas de disminución del interés por criar este animal, parece que se aducen motivos de inadaptación a los gustos del momento lo que produce la desaparición de la demanda.
En la actualidad, tenemos localizadas siete ganaderías que, en registros de acceso público, aparecen con procedencia de jijona. Por el escaso número de ganaderías que encontramos y por el repertorio importante de ganaderos que han desechado la casta jijona de sus cabañas presumimos que al menos porcentualmente sobre el total del ganado bravo, se va reduciendo el número de ganaderos que mantienen el encaste y el número de animales que van quedando.
Nuestro deseo mas inmediato es poder contactar con todas la ganaderías que pudieran tener ascendencia jijona, con el ánimo de conocerlos y mostrarles nuestra adhesión e interés por su trabajo.
Hemos podido constatar que existe situación de riesgo en otros encastes y ganaderos singulares a pesar de que han realizado campañas para la supervivencia.
En cuanto a la viabilidad económica, imprescindible para plantearse la recuperación del animal protagonista de nuestra asociación, averiguamos que en la actualidad según las fuentes del Ministerio del Interior, existen 1.300 ganaderías. Existiendo una cabaña de bravo a nivel nacional de 400.000 animales aproximadamente. Otro dato de interés para nuestro estudio es que en el año 2006 se dedicaron a espectáculos 11.000 bóvidos, lo que representa el 2.75 % de todos los animales. El coste por animal/año se aproxima a los 600,00 €.
Con estos datos básicos, ya podemos obtener conclusiones. El umbral de rentabilidad solo lo pueden superar un porcentaje muy reducido de ganaderos, entendiendo perfectamente que esta actividad de cría de ganado bravo es insostenible económicamente para el uso exclusivo de espectáculos taurinos.
Obviamente, no podemos pretender la promoción de la recuperación de un animal que fue expulsado de un mercado para intentar hacerlo rentable en ese mismo mercado, cuando ni siquiera es rentable para otras variedades que gozan del marchamo de calidad.
Tras estas comprobaciones parece lógico entender que el argumento de que, gracias a los espectáculos se conserva una raza de bóvido en el mismo estado primitivo, es sencillamente falaz.
La tendencia general comprobada en estos meses de observación es que en modo alguno se pretende conservar la pureza de las variedades, se apuesta por un modelo estandarizado de comportamiento y de variedad.
Los intentos de determinadas ramas de permanecer con identidad propia, a costa de hacerlo exclusivamente para el único fin lúdico de sus animales, están fracasando, precisamente por esta cuestión, porque pretende volver al sitio del que fueron excluidos. Ocurre incluso con afamadas y singulares ganaderías que se empeñan en conservar su pureza y esgrimen ésta para recuperar su presencia en un mercado casi monopolístico.
Podemos deducir que la actividad económica de los espectáculos taurinos no tiene entre sus objetivos la conservación de las variedades, ni está interesada en que se conserve la pureza originaria de los bóvidos de determinadas razas.
Sin que podamos sostener esta afirmación y como mero ejercicio de especulación, parece que los animales de extensivo que no han sido objeto de tanto recato en su cuidado, conservan mayor grado de pureza con respecto a sus inmediatos ancestros que nuestros actuales toros bravos, que lejos de conservar su pureza originaria, han sido mezclados convenientemente con el afán de adaptar su conducta para la posterior aptitud de su esperado comportamiento en una situación muy determinada. Debemos concluir que el mercado de los espectáculos desprecia variedades que se encuentran al borde de la extinción. Por lo tanto, la selección para el mercado no ha sido positiva para la conservación de todo el abanico varietal de las ramas del toro bravo. La ganadería de bravo provoca situaciones de riesgo de extinción que no se han producido en variedades de silvestre.
Otra conclusión importante de nuestro estudio es que los más aptos para conservar la variedad son los ganaderos que lo han estado haciendo, a pesar de ser antieconómico. Sin embargo se corre el permanente riesgo de que los ganaderos puedan inhibirse de este espíritu conservador y se conviertan en aspirantes de mayor notoriedad, recurriendo al repetido ejercicio del refresco de su sangre con las variedades que actualmente gozan de mayor prestigio. En el año 2006 una ganadería eliminó sus últimas 60 vacas de sangre jijona, para renovarlas por las de otra rama.
Con este planteamiento, nuestra idea de fundar nueva ganadería con descendientes de la casta jijona con el ánimo de protegerla, se diluye, hasta que encontremos alternativas económicas sólidas que nos permitan el desarrollo de proyecto integral que consiste en aproximar el grado de pureza del animal a su estado original, así como la de devolver a su entorno geográfico originario la tradición ganadera de extensivo de esta raza autóctona, salvo que el mecenazgo privado o la administración pública consideren de interés nuestro proyecto.
Por si no llegara ese momento y para potenciar la recuperación de los encastes históricos hacemos las siguientes propuestas:
Redefinición de encastes, ramas, variedades o razas autóctonas de ganado de lidia, derogando el REAL DECRETO 60/2001, DE 26 DE ENERO, SOBRE PROTOTIPO RACIAL DE LA RAZA BOVINA DE LIDIA (BOE núm. 38, de 13 de febrero de 2001). Debiendo acudir en esta cuestión al rigor científico de los estudios existentes y documental que en los libros genealógicos de todas las ganaderías, debiendo hacer la catalogación de todas las ganaderías existentes. Recurrir a la nomenclatura científica de cualquier variedad animal para cada raza, para lo que se considerarán los rasgos diferenciadores del resto, alejándose de los conflictos de intereses que genera atribuir a cada encaste propiedad de atribución subjetiva relacionada con zonas geográficas, títulos nobiliarios, apellidos, … Con esto se consigue la homologación científica y legal de su caracterización como animales que constituyen una raza singular por cada uno de los encastes diferentes. Sería importante que se le diera el tratamiento que para cualquier raza, se utiliza, inhibido de afecciones literarias y culturales, acudir al rigor científico de la morfología y singularidad de
la raza con respecto a las mas próximas.
Creación oficial de la figura de encastes en peligro de extinción. Declaración oficial de encastes en peligro de extinción, aquellos que no sobrepasen el 3 % del total de la cabaña o que tengan menos de 3.000 animales censados, priorizando de menor a mayor en grado porcentual.
Catalogación de encastes en peligro de extinción.
Creación de asociaciones de ganaderos por encastes y razas autóctonas, de tal forma que puedan refrescar su sangre y suprimir endogamia que padecen, causa de en muchos casos de su declive.
Creación de un banco de germoplasma por raza autóctona de bóvido de lidia, de tal forma de que exista garantía de referentes genéticos permanentemente.
Eliminación de las barreras por posible cuarentenas sanitarias cuando el movimiento de ganado esté motivado por acciones y programas que pretendan la recuperación de razas en peligro de extinción. Debiendo exigir a cambio, para estas excepciones, unos requisitos de seguimiento sanitario, que eliminen los riesgos asumidos por el traslado.
Discriminación positiva para los encastes en peligro de extinción. La administración pública debe exigir en los espectáculos que dependa de esta, un mínimo de festejos que incluyan ganado de encastes en peligro de extinción.
Espectáculos taurinos exclusivos para encastes en peligro de extinción. Un porcentaje del total de los organizados deberá ser con ganado de variedades en peligro de extinción.
Dotar al empresariado de espectáculos de estímulos mercantiles para que al menos, un porcentaje de los espectáculos que organizan sea con ganado en peligro de extinción, para lo que se crearían determinadas exenciones fiscales por el uso de ganado en
peligro de extinción.
Inserción en la normativa fiscal por la que la compra de ganado en peligro de extinción para vida, sea considerada una deducción de la deuda tributaria al realizar la liquidación de sus impuestos, similar a la ya existente en la Ley del Impuesto sobre Sociedades actual por inversiones medioambientales.
Implicar a todos los colectivos relacionados con el toro en la tarea de conservación de nuestra variedad originaria.
Sensibilizarnos de la existencia de otros aprovechamientos diferentes al de los espectáculos taurinos.
Creación de asociación de ganaderos de bravo alternativo, (no para lidia).
Estímulo por parte de todas las administraciones para que los ganaderos de bravo accedan a otras actividades diferentes a la de espectáculos, con el ánimo de que cuanto antes las variedades en peligro de extinción puedan ser sostenibles económicamente.
Con estas ideas nos gustaría pensar que en un futuro inmediato, los ganaderos perderán definitivamente el miedo a considerar otras alternativas para su ganado bravo. "El que tiene un martillo sólo ve clavos". Durante muchos años, el que ha tenido toros bravos, solo ha visto espectáculos. Existen otras alternativas, y desde luego, los ganaderos que apuesten por la conservación de su variedad, tendrán un rasgo diferenciador sobre los que en su día optaron por la estandarización de su ganado.
Deberá explotar sus recursos desde la perspectiva de ofrecer a la sociedad la capacidad de preservar la biodiversidad. Son muchos los recursos que se pueden explotar en una ganadería, sin necesidad de sacrificar una raza, máxime cuando la actividad para la que se conserva es antieconómica y cada vez más inaccesible.
Paradójicamente lo que preocupa en el estudio de lo taurino, es la pureza de lo que se hace, pero no se ve lo que no se hace. La Tauromaquia se preocupa por conservar la pureza del espectáculo, pero también sería bueno que se empezara a prestar atención a la conservación de la pureza de las razas en peligro de extinción.
Reiteramos, nuestro agradecimiento al Consejo General del Colegio de Veterinarios, por esta oportunidad de divulgar nuestras propuestas y a toda/s los veterinaria/os que están colaborando desinteresadamente en nuestro proyecto. Nuestra asociación seguirá estudiando fórmulas para la recuperación permanente de nuestras razas autóctonas de bravo. Por último decir que estamos a disposición de todo el colectivo veterinario para lo que pueda necesitar de nuestra asociación.
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Manuel Zamora Soria.
Secretario de “Casta Jijona. Asociación para la recuperación del toro bravo de lidia jijón”.
Publicado en “Información Veterinaria” Mayo 2008
En primer lugar debo agradecer al Consejo General del Colegio de Veterinarios la oportunidad de poder exponer en su publicación nuestras propuestas para intentar recuperar los encastes en peligro de extinción de ganado bravo. Han sido un buen número de veterinarios los que se han dirigido a nuestra asociación para que le ampliáramos información. Este interés nos ha traído hasta aquí.
El 15 de septiembre del año 2007, un grupo de seis personas de Villarrubia de los Ojos de Guadiana (Ciudad Real), nos reunimos para estudiar la posibilidad de recuperar el "toro jijón". Villarrubia de los Ojos de Guadiana fue el lugar de origen de esta variedad de bóvido que se destinó durante buena parte de la historia a espectáculos. Las últimas generaciones de villarrubieros han anhelado la recuperación de la actividad ganadera de bravo que existió en esta zona, sin que se haya llegado a conseguir. En esta reunión se decide crear una asociación sin ánimo de lucro, de carácter nacional y cuyo principal objetivo será estudiar la viabilidad científica, técnica, económica y financiera de la recuperación del "toro jijón". El número de asociados no para de crecer, no pudiendo definir aún un perfil de asociado por la variedad de ámbitos profesionales, geográficos y de edades. Si bien es cierto que el colectivo veterinario es el que mayor interés muestra por conocer nuestro proyecto, seguidos por informadores de medios especializados, científicos de otras ramas y aficionados al toro en general.
Lo primero ha sido estudiar el estado de la cuestión, ya que lo que se tenía entendido, es que: "esta especie o variedad jijona estaba totalmente extinguida, no quedando ninguna ramificación, ni descendencia".
Afortunadamente, pronto se pudo desmentir esta creencia. Pudimos constatar la existencia de descendientes de la Casta Jijona, no solo en los libros genealógicos, sino también con estudios científicos. Destacando la importancia del reconocimiento como una de tantas ramas existentes en la actualidad. La rama del tronco del "toro jijón" existe, y con un grado de pureza similar al de otros entronques de los que no se ha dudado de su existencia. Agradecemos desde aquí la atención que recibimos del Centro de Investigación del Toro de Lidia de Salamanca, primer lugar en el que se nos ofreció información válida sobre este asunto. Ha supuesto una profunda emoción, comprobar que se puede hablar sin complejidades de toros con entronque "jijón".
Sin querer profundizar en la realidad de la causas de disminución del interés por criar este animal, parece que se aducen motivos de inadaptación a los gustos del momento lo que produce la desaparición de la demanda.
En la actualidad, tenemos localizadas siete ganaderías que, en registros de acceso público, aparecen con procedencia de jijona. Por el escaso número de ganaderías que encontramos y por el repertorio importante de ganaderos que han desechado la casta jijona de sus cabañas presumimos que al menos porcentualmente sobre el total del ganado bravo, se va reduciendo el número de ganaderos que mantienen el encaste y el número de animales que van quedando.
Nuestro deseo mas inmediato es poder contactar con todas la ganaderías que pudieran tener ascendencia jijona, con el ánimo de conocerlos y mostrarles nuestra adhesión e interés por su trabajo.
Hemos podido constatar que existe situación de riesgo en otros encastes y ganaderos singulares a pesar de que han realizado campañas para la supervivencia.
En cuanto a la viabilidad económica, imprescindible para plantearse la recuperación del animal protagonista de nuestra asociación, averiguamos que en la actualidad según las fuentes del Ministerio del Interior, existen 1.300 ganaderías. Existiendo una cabaña de bravo a nivel nacional de 400.000 animales aproximadamente. Otro dato de interés para nuestro estudio es que en el año 2006 se dedicaron a espectáculos 11.000 bóvidos, lo que representa el 2.75 % de todos los animales. El coste por animal/año se aproxima a los 600,00 €.
Con estos datos básicos, ya podemos obtener conclusiones. El umbral de rentabilidad solo lo pueden superar un porcentaje muy reducido de ganaderos, entendiendo perfectamente que esta actividad de cría de ganado bravo es insostenible económicamente para el uso exclusivo de espectáculos taurinos.
Obviamente, no podemos pretender la promoción de la recuperación de un animal que fue expulsado de un mercado para intentar hacerlo rentable en ese mismo mercado, cuando ni siquiera es rentable para otras variedades que gozan del marchamo de calidad.
Tras estas comprobaciones parece lógico entender que el argumento de que, gracias a los espectáculos se conserva una raza de bóvido en el mismo estado primitivo, es sencillamente falaz.
La tendencia general comprobada en estos meses de observación es que en modo alguno se pretende conservar la pureza de las variedades, se apuesta por un modelo estandarizado de comportamiento y de variedad.
Los intentos de determinadas ramas de permanecer con identidad propia, a costa de hacerlo exclusivamente para el único fin lúdico de sus animales, están fracasando, precisamente por esta cuestión, porque pretende volver al sitio del que fueron excluidos. Ocurre incluso con afamadas y singulares ganaderías que se empeñan en conservar su pureza y esgrimen ésta para recuperar su presencia en un mercado casi monopolístico.
Podemos deducir que la actividad económica de los espectáculos taurinos no tiene entre sus objetivos la conservación de las variedades, ni está interesada en que se conserve la pureza originaria de los bóvidos de determinadas razas.
Sin que podamos sostener esta afirmación y como mero ejercicio de especulación, parece que los animales de extensivo que no han sido objeto de tanto recato en su cuidado, conservan mayor grado de pureza con respecto a sus inmediatos ancestros que nuestros actuales toros bravos, que lejos de conservar su pureza originaria, han sido mezclados convenientemente con el afán de adaptar su conducta para la posterior aptitud de su esperado comportamiento en una situación muy determinada. Debemos concluir que el mercado de los espectáculos desprecia variedades que se encuentran al borde de la extinción. Por lo tanto, la selección para el mercado no ha sido positiva para la conservación de todo el abanico varietal de las ramas del toro bravo. La ganadería de bravo provoca situaciones de riesgo de extinción que no se han producido en variedades de silvestre.
Otra conclusión importante de nuestro estudio es que los más aptos para conservar la variedad son los ganaderos que lo han estado haciendo, a pesar de ser antieconómico. Sin embargo se corre el permanente riesgo de que los ganaderos puedan inhibirse de este espíritu conservador y se conviertan en aspirantes de mayor notoriedad, recurriendo al repetido ejercicio del refresco de su sangre con las variedades que actualmente gozan de mayor prestigio. En el año 2006 una ganadería eliminó sus últimas 60 vacas de sangre jijona, para renovarlas por las de otra rama.
Con este planteamiento, nuestra idea de fundar nueva ganadería con descendientes de la casta jijona con el ánimo de protegerla, se diluye, hasta que encontremos alternativas económicas sólidas que nos permitan el desarrollo de proyecto integral que consiste en aproximar el grado de pureza del animal a su estado original, así como la de devolver a su entorno geográfico originario la tradición ganadera de extensivo de esta raza autóctona, salvo que el mecenazgo privado o la administración pública consideren de interés nuestro proyecto.
Por si no llegara ese momento y para potenciar la recuperación de los encastes históricos hacemos las siguientes propuestas:
Redefinición de encastes, ramas, variedades o razas autóctonas de ganado de lidia, derogando el REAL DECRETO 60/2001, DE 26 DE ENERO, SOBRE PROTOTIPO RACIAL DE LA RAZA BOVINA DE LIDIA (BOE núm. 38, de 13 de febrero de 2001). Debiendo acudir en esta cuestión al rigor científico de los estudios existentes y documental que en los libros genealógicos de todas las ganaderías, debiendo hacer la catalogación de todas las ganaderías existentes. Recurrir a la nomenclatura científica de cualquier variedad animal para cada raza, para lo que se considerarán los rasgos diferenciadores del resto, alejándose de los conflictos de intereses que genera atribuir a cada encaste propiedad de atribución subjetiva relacionada con zonas geográficas, títulos nobiliarios, apellidos, … Con esto se consigue la homologación científica y legal de su caracterización como animales que constituyen una raza singular por cada uno de los encastes diferentes. Sería importante que se le diera el tratamiento que para cualquier raza, se utiliza, inhibido de afecciones literarias y culturales, acudir al rigor científico de la morfología y singularidad de
la raza con respecto a las mas próximas.
Creación oficial de la figura de encastes en peligro de extinción. Declaración oficial de encastes en peligro de extinción, aquellos que no sobrepasen el 3 % del total de la cabaña o que tengan menos de 3.000 animales censados, priorizando de menor a mayor en grado porcentual.
Catalogación de encastes en peligro de extinción.
Creación de asociaciones de ganaderos por encastes y razas autóctonas, de tal forma que puedan refrescar su sangre y suprimir endogamia que padecen, causa de en muchos casos de su declive.
Creación de un banco de germoplasma por raza autóctona de bóvido de lidia, de tal forma de que exista garantía de referentes genéticos permanentemente.
Eliminación de las barreras por posible cuarentenas sanitarias cuando el movimiento de ganado esté motivado por acciones y programas que pretendan la recuperación de razas en peligro de extinción. Debiendo exigir a cambio, para estas excepciones, unos requisitos de seguimiento sanitario, que eliminen los riesgos asumidos por el traslado.
Discriminación positiva para los encastes en peligro de extinción. La administración pública debe exigir en los espectáculos que dependa de esta, un mínimo de festejos que incluyan ganado de encastes en peligro de extinción.
Espectáculos taurinos exclusivos para encastes en peligro de extinción. Un porcentaje del total de los organizados deberá ser con ganado de variedades en peligro de extinción.
Dotar al empresariado de espectáculos de estímulos mercantiles para que al menos, un porcentaje de los espectáculos que organizan sea con ganado en peligro de extinción, para lo que se crearían determinadas exenciones fiscales por el uso de ganado en
peligro de extinción.
Inserción en la normativa fiscal por la que la compra de ganado en peligro de extinción para vida, sea considerada una deducción de la deuda tributaria al realizar la liquidación de sus impuestos, similar a la ya existente en la Ley del Impuesto sobre Sociedades actual por inversiones medioambientales.
Implicar a todos los colectivos relacionados con el toro en la tarea de conservación de nuestra variedad originaria.
Sensibilizarnos de la existencia de otros aprovechamientos diferentes al de los espectáculos taurinos.
Creación de asociación de ganaderos de bravo alternativo, (no para lidia).
Estímulo por parte de todas las administraciones para que los ganaderos de bravo accedan a otras actividades diferentes a la de espectáculos, con el ánimo de que cuanto antes las variedades en peligro de extinción puedan ser sostenibles económicamente.
Con estas ideas nos gustaría pensar que en un futuro inmediato, los ganaderos perderán definitivamente el miedo a considerar otras alternativas para su ganado bravo. "El que tiene un martillo sólo ve clavos". Durante muchos años, el que ha tenido toros bravos, solo ha visto espectáculos. Existen otras alternativas, y desde luego, los ganaderos que apuesten por la conservación de su variedad, tendrán un rasgo diferenciador sobre los que en su día optaron por la estandarización de su ganado.
Deberá explotar sus recursos desde la perspectiva de ofrecer a la sociedad la capacidad de preservar la biodiversidad. Son muchos los recursos que se pueden explotar en una ganadería, sin necesidad de sacrificar una raza, máxime cuando la actividad para la que se conserva es antieconómica y cada vez más inaccesible.
Paradójicamente lo que preocupa en el estudio de lo taurino, es la pureza de lo que se hace, pero no se ve lo que no se hace. La Tauromaquia se preocupa por conservar la pureza del espectáculo, pero también sería bueno que se empezara a prestar atención a la conservación de la pureza de las razas en peligro de extinción.
Reiteramos, nuestro agradecimiento al Consejo General del Colegio de Veterinarios, por esta oportunidad de divulgar nuestras propuestas y a toda/s los veterinaria/os que están colaborando desinteresadamente en nuestro proyecto. Nuestra asociación seguirá estudiando fórmulas para la recuperación permanente de nuestras razas autóctonas de bravo. Por último decir que estamos a disposición de todo el colectivo veterinario para lo que pueda necesitar de nuestra asociación.
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