lunes, 21 de octubre de 2019

El ganado bravo de origen manchego en Hispania, la revista de Historia del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas)


http://hispania.revistas.csic.es/index.php/hispania/issue/view/71

El pasado 20 de mayo, recibimos un correo electrónico, en el que se nos informaba de la publicación en "Hispania", la revista de historia del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), de un artículo de interés para nuestra iniciativa. 


Con el título: "La Monarquía Hispana y el control de los recursos hídricos: hacia la desecación de Las Tablas de Daimiel de 1751", se adentra en las causas que llevaron a Fernando VI a desecar por primera vez Las Tablas de Daimiel. Poder, molinos y tablas se entrecruzan como factores que confluyeron para cambiar el rumbo del humedal para siempre, se afirma en la presentación del artículo. 



Nos mostraban el enlace a la revista y al artículo en cuestión: 
El escrito estaba remitido por Alberto Celís Pozuelo, que además es uno de los autores.   

Agradecemos que nos hayan tenido presentes en la divulgación del artículo, recomendando su lectura y difusión por la calidad y cantidad de la información sobre la historia de, lo que hoy conocemos como, Las Tablas de Daimiel o Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. 


Con anterioridad a la publicación de este artículo, tuvimos la ocasión de contactar con Alberto Celis Pozuelo, para solicitar colaboración aclaratoria sobre la procedencia del ganado vacuno bravo que se crió en la finca Zacatena por su propietario Ramón Sierra de Daimiel.


A su vez, también recibimos solicitud de colaboración para la mención de bibliografía que recogiera las bondades de los pastos para el ganado mayor en la zona que hoy ocupa el Parque Nacional, cuestión que no pudimos atender por desconocimiento preciso, remitiendo a otros conocedores de estudios sobre la zona. 
 
Mencionamos seguidamente alguna reflexión que suscita el artículo en relación a la conservación del bovino de origen manchego (desaparecido de esta zona a pesar de que fuera su lugar habitual de cría durante cientos de años). 

Lo más destacable es que el ganado vacuno es mencionado en el artículo, cuestión inusual en los trabajos de investigación sobre este Parque Nacional Español.

La palabra "toros bravos" aparece mencionada en el artículo, lo que nos aproxima a la realidad, sin embargo se sigue aplicando el código de silencio sobre la importancia de la zona en la Historia de la Bovinotecnia. Una única mención se agradece, pero se hace escasa, tampoco se aprovecha para explicar las aportaciones zootécnicas de los bóvidos ungulados originarios de la zona que supuso el aprovechamiento para pastos y cría de estos animales, cuyos descendientes se crían en otros lugares de la Península Ibérica, Francia y en América.  

Texto reseñable del artículo y buscador de palabras.


Se acude al tópico, al encuadrar a los ganaderos de la época como "señores del ganado". La propia cita y la referencia del autor de la misma, Antonio Luis López Martínez, especifica su uso: "El ganadero encarna todos los tópicos de señoritos, absentistas, rentistas, casi auténticos de la sociedad" dice en la página 22 del libro que se menciona "Ganaderías de Lidia y Ganaderos. Historia y economía de los toros de lidia en España".

Los ganaderos de la época crearon un sistema de mejora racial de animales domésticos, que les exigió estar muy pendientes de las tareas pecuarias. No se trataba de ser meros propietarios de ganado en extensivo en determinadas zonas y, llegado el momento, hacer trashumancia o trasterminancia. Se trató de una dedicación, trabajo,  esfuerzo, inversión y estudio que fue mucho más allá de la posesión de animales y obtener sus frutos. Marcar cada uno de los animales que se criaba, clasificarlos en grupos o reatas, ponerles un nombre y hacer su seguimiento documentado durante toda su vida, comparando su evolución dentro de la ganadería y relacionándolo con el resto de los individuos, generó un sistema. Este sistema permitió la selección morfológica y de actitud de los animales que ha llegado hasta nuestros días. El apareamiento por corralas, el herraje de animales y el control de su identidad ha permitido sistematizar la mejora de razas domésticas.

Los ganaderos aludidos como "señores", "señoritos"... asociado a conductas pasivas y privilegiadas de la sociedad no concuerda con la realidad estudiada y comprobada desde la Historia de la Economía y desde la Historia de la Zootecnia.


Los ganaderos españoles de aquella época fueron pioneros en los sistemas de cría y los resultados obtenidos se siguen aplicando en otras razas como el ganado caballar, asnal, mular, lanar... Más allá de los espectáculos taurinos, todo el sistema de transporte hasta la aparición del ferrocarril y los vehículos a motor estaba abastecido por razas mejoradas de animales de tiro y monta, además de que fuera la principal herramienta de tracción en las tareas agrícolas y de la industria de transformación alimentaria. Las norias de sangre para moler trigo, aceituna y para obtener agua, eran tiradas por animales mejorados y criados por ganaderos especializados en este Parque Nacional. La cría de ganado para las campañas militares nacionales y europeas serían el orgullo de su población en cualquier otro territorio, la filmografía reciente nos ilustra con historias de ejemplares de caballos de granjas británicas que fueron utilizados en contiendas bélicas. La historia de un único caballo en la película "War Horse" remueve emociones sobre el vínculo existente entre sus criadores y los animales con nombre propio.

Resulta triste que la afección a estas tradiciones sea omitida y no se pueda hacer jactancia de este conocimiento acumulado sobre tantos y tantos toros y vacas que se han criado y de los que se conoce su historia, sencillamente por haber sido criados en estos parajes de una determinada manera.  

López Martínez, Antonio Luis, Ganaderías de lidia y ganaderos: historia y economía de los toros de lidia en España, Sevilla, Universidad de Sevilla, 2002.

Fuente de la Imagen de libro de Antonio Luis López Martínez y de la página 22: Ganaderías de lidia y ganaderos: historia y economía de los toros de lidia en España, Sevilla, Universidad de Sevilla, 2002.


Por otro lado, resulta curioso que se compare el control que ha existido sobre el concepto actual de "Parque Nacional" como figura de máxima protección pública, atribuida a una zona, con el control que sobre el mismo espacio, se tuvo en otra época, pero en la que no se había ni imaginado lo que hoy es un Espacio Natural, y que estos pudieran ser objeto de protección y conservación, como los son hoy.

En términos de comparación hay un desequilibrio, que no se pone de manifiesto con las referencias necesarias a lo que hoy es un Parque Nacional y un Espacio Natural Protegido.

La cuestión es que, atribuir actuaciones beneficiosas o perjudiciales a un espacio natural protegido inexistente en la época estudiada, se presta a la confusión.

Como muestra se cita textualmente: "El 21 de julio de 1751 Fernando VI ordenó abrir las compuertas de los molinos harineros del Guadiana con el objetivo de evacuar el agua de Las Tablas de Daimiel. Supongo el inicio de una serie de actuaciones que provocaron la desecación de gran parte la superficie encharcada que ocupa el actual Parque Nacional".

Lo que hoy conocemos como "Las Tablas de Daimiel" y el "actual Parque Nacional", aunque hablemos del mismo espacio físico que pudo ocupar este topónimo y figura de protección, no significan lo mismo, en distintos períodos de tiempo, cuando ha existido una evolución del propio espacio físico y de las normas de protección.

La mención actual contiene un significado de espacios conservados con las máximas figuras de protección de bienes jurídicos que se desconocían en la época estudiada.


También contiene un sentido reivindicativo que implica a los presuntos agresores de estas figuras protegidas, como si hubiera existido un anticipo de esquilmadores de la naturaleza y del medio ambiente de aquella época.

En otro momento a los ganaderos relevantes de la zona, se les atribuye el hecho de ser los solicitantes de la destrucción del molino del Navarro y se nombra a Pedro Jijón González y  José Antonio Sánchez Jijón, ambos de Villarrubia de los Ojos.

La realidad es que el conflicto continua, según la posición en la que te encuentres interesará que exista agua estancada artificialmente o se prefiere el drenaje natural.  

Si se tiene en cuenta la secuencia cronológica y se pretendiera la recuperación como espacio natural, habría que eliminar cualquier intervención humana en el cauce para que todo fluya con la normalidad de un paraje estacional. 


Se reseña a título anecdótico, en la página 74 se justifica el estudio de las rogativas para analizar la climatología, cuestión que nos parece muy interesante, mencionamos literalmente: "se han utilizado, fundamentalmente, los libros del Ayuntamiento de Daimiel, población más cercana al Parque Nacional".


La mayor o menor cercanía del actual Parque Nacional de la Las Tablas de Daimiel a un municipio no ofrece discusión, es Villarrubia de los Ojos que está aproximadamente a 6 kilómetros, estando Daimiel a 8 kilómetros aproximadamente, ambas mediciones estimatorias en línea recta. 

El dato que no se tiene en cuenta es el del municipio que pudiera resultar más o menos afectado en caso de exceso de pluviometría con las compuertas cerradas de las presas artificiales. Nada se menciona, pero los perjuicios históricos de las recrecidas del Giguela y resto de arroyos afluentes, afectaría exclusivamente al municipio de Vilarrubia de los Ojos, por su proximidad y ubicación en la vertiente. Los encharcamientos podrían llegar hasta las mismas casas de Villarrubia de los Ojos.  El control manual de las presas produciendo la proximidad del agua estancada artificialmente producía otras perjuicios que no se mencionan en el artículo, parece razonable que los más interesados en intervenir en los perjuicios de los excesos procedan de la zona afectada. 


Presa de Puente Navarro en el límite del actual Parque Nacional de las Tablas de Daimiel se aprecia la zona encharcada artificialmente, con zona vegetal y las estribaciones de los Montes de Toledo al fondo destacando el Alamillo y La Friolera en sus dos extremos. Septiembre de 2019.

Viñedo tradicional encharcado en marzo de 2018. Como posible causa del encharcamiento la falta de limpieza de arroyos y retención de la presa de Puente Navarro tras la fuerte crecida por la intensas lluvias de la primavera. El problema del control del agua sigue afectando y beneficiendo según la posición y el exceso o escasez de recursos hidrícos.

Se adjunta fotografía del año 2018 en la que se observa un viñedo tradicional encharcado por la subida del nivel tras las lluvias de primavera. La permanencia del agua en estas zonas produce la pérdida de estas plantas que en algunos casos tienen más de 50 años. Se apunta como problema actual de las zonas que se ven afectadas por la regulación humana del agua estancada. Para los agricultores afectados, el control sobre la presa que regula la rápida evacuación del agua, es fundamental, de ese rápida evacuación del excesivo y súbito encharcamiento dependerá conservar la cosecha anual y las plantas ancestrales.

En opinión de Lorenzo Cerón, otro miembro de la iniciativa para conservación del vacuno de origen manchego y Licienciado en Ciencias del Medio Ambiente, el artículo es muy interesante ya que aporta una gran cantidad de información sobre la transformación del paisaje de la zona, a medida de que, por diferentes intereses, cambian los usos y aprovechamientos del territorio. Pone de manifiesto la actividad ganadera de la zona y la explotación de áreas que se habían identificado como tradicionales en la cría de vacuno. Además se aportan datos sobre la composición de la cabaña ganadera de los Sánchez Jijón en un determinado momento y se habla de otros ganaderos que tuvieron vacuno bravo como el Conde de Valparaíso.

Seguimos pensando que el uso ganadero de vacuno en esta zona del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel se trata tangencialmente, y cuando se aborda, se hace para ser la causa de consecuencias no deseables, en este caso la desecación.

La presencia del ganado vacuno en la zona, es anterior a la agricultura, y por lo tanto a los molinos hidráulicos. La intervención humana en los ciclos naturales de encharcamiento por rebosamiento de los cauces naturales produce cambios, y estos han llevado a la desaparición de la raza autóctona de vacuno de la zona.

En la lógica de cómo se producen los hechos que altera los ciclos naturales de nuestro entorno pareciera que, lo más inadecuado es encharcar artificialmente una zona.

En cualquier caso, es de agradecer que se vaya reconociendo la existencia del ganado vacuno en la zona y, que lejos de seguir reivindicando una zona permanentemente encharcada, deberíamos reclamar una zona naturalmente encharcada con la reintroducción de la fauna y flora desaparecida recientemente.

La mención de los "ojillos" y "ojuelos" del sur de Villarrubia de los Ojos como aportadores de aguas subterráneas a las zonas encharcadas y la mención de otro topónimo como El Rosalejo son de agradecer porque sirven para documentar los lugares de cría de los toros jijones.

Reiteramos agradecimiento a Agustín Celís Pozuelo y trasladamos la felicitación por el buen trabajo realizado, animándole a que dirija otra mirada hacia este espacio en el que encontrará un rico patrimonio perdido que a poco que indague encontrará.
  


Paraje "El rosalejo" en el borde del río Giguela, zona ganadera mencionada en el trabajo. 


Ganado bovino en las inmediaciones del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. A penas si se puede mantener con los pastos existentes, a pesar de que venimos de periodos de recuperación hídrica, otro ejemplo de cómo afecta la gestión del agua a los usos tradicionales que ha tenido el territorio