miércoles, 30 de septiembre de 2009

Importante descubrimiento en el Museo Taurino de Madrid.


Importante descubrimiento en la visita al Museo Taurino de Madrid
Manuel Zamora Soria.

Septiembre 2009
Dentro del programa de actividades culturales de la Inciativa para la conservación del bovino manchego figuraba la visita al Museo Taurino de Madrid. El interés de esta visita se centraba en la observación de un óleo que se había localizado recientemente como ilustrativo de los pelajes y morfología del ganado jijón de mediados del siglo XIX, en el que aparecían seís toros del Marqués de Gaviria, ganadero de casta jijona pura.

La historia comenzó cuando Víctor Manuel Luna Muñoz, responsable de la Biblioteca Municipal de Villarrubia de los Ojos, informó a la Asociación Casta Jijona de la existencia de un libro que pudiera contener información de interés para las investigaciones que se están realizando por esta asociación.

El libro en cuestión se titula "Folklore y costumbres de España", se publicó en 1943 por Casa Editorial Alberto Martín de Barcelona y que en edición fascímil reproduce Ediciones Merino de Madrid, en este libro encontramos en su página 511 un óleo titulado: "Vista de los corrales de la antigua Plaza de Toros de Madrid (1858) con una corrida de Gaviria, dispuesta para el apartado".

Por otro lado, Rafael Cabrera Bonet, importante investigador de la tauromaquia, médico y periodista informó a la asociación sobre sus trabajos que realizara sobre la actividad ganadera de reses de lidia del Marqués de Gaviria. En este estudio se atribuye a este ganado la procedencia jijona. El Marqués de Gaviria compró reses a D. Bernabé del Águila de Villarrubia de los Ojos, que fue el último propietario de los toros de la ganadería que fundara D. José Sánchez Jijón. 

Gracias a las dos aportaciones la asociación pudo deducir que los toros que aparecen en este óleo son puros de casta jijona.

La imagen del libro, viene en blanco y negro. Al píe de página se cita: " De izquierda a derecha se ven los retratos de un vaquero; del espada Gonzalo de Mora y de un militar. A continuación el picador Manuel Calderón, Don Gonzalo Vilches (aristrócata); el picador Antonio Pinto; el espada Antonio Luque (Cúchares de Córdoba) y un vaquero. En el balcón siguiente el Marqués de Villaseca; la Duquesa de Medinaceli; el Marqués de Bogaraya; la Duquesa de Alba; el espada Francisco Arjona Guillén (Cúchares) y el tenor Tamberlick. A seguida Don Rafael Huertas; la cantante notabilísima Rosina Penco; el espada José Rodríguez (Pepote); La Marquesa de Villaseca; la actriz Berrobianco; el picador Osuna; El ex presidente del Consejo Sr. Arrazola; el eximio actor Don Julián Romea. A continuación un militar y el picador Francisco Calderón. Abajo en el burladero de la izquierda, el espada Antonio Sánchez (el Tato) y el picador Mariano Cortés (el Naranjero) y el burladero de la derecha, el célebre vaquero Antonio Rodríguez (Antoñín)"

En la página 581 del libro se observa en el Índice de Grabados que ubica esta pintura al óleo en el Museo Moderno.

Esta fue la última pista del óleo, ya que este museo desapareció. Nuevamente Victor Manuel Luna Muñoz, realizó distintas gestiones para localizar el lienzo, encontrándolo finalmente en el Museo Taurino de Madrid.

Con la imagen inicial en blanco y negro se hizo un análisis de la morfología de los toros. Se deducía que no son homogéneos en pelaje, si que lo son en la morfología, siendo altos de atrás, nucas muy anchas y encornaduras abiertas.

Del examen realizado al óleo original con esta visita "in situ" se descubren los auténticos colores del ganado.
Aparecen seis toros y un cabestro.
El cabestro es albahío.
Los toros son:

     Berrendo remendado en negro,
     Negro,
     Negro con listón blanco, podría ser berrendo aparejado y bragado meano,
     Melocotón,
     Negro entrepelao, casi cárdeno (se aprecia algo meleno),
     y Retinto.

Todos los que están de píe, son mas altos de atrás, con la cola en cayado. Encornaduras con mazorcas gruesas, cilíndrícas, con leve tendencía a tronco cónicas, en algunos casos, y siempre horizontales para repuntar hacia arriba, pudiendo encontrar algún veleto.

Sobre la intención del autor del óleo, obviamente, no era artística, mas pareciera documentalista, ya que en el libro en el que se menciona la obra se dan los nombres de todas las personas que allí aparecen. Eso nos hace pensar que existió este interés y no otro.

El óleo quiere representar el momento real y sus protagonistas: toros, picadores, matadores y acompañantes de éstos en ese momento. Esa visita de la nobleza y gente de importancia a los corrales de una plaza es digna de ser reproducida por lo que allí se vaya a ver, que en este caso eran los toros, apareciendo estos en un primer plano y con mayor detalle. Pareciera lógico deducir que habrían un interés especial en reproducir con la mayor fidelidad el modelo y por lo tanto debemos dar como válidos los colores y pelajes que además se consignaban en los carteles de la corrida.

Otra cuestión distinta será el acierto que el autor tuviera en trasladar la realidad a su lienzo. La forma muy definida de los toros en ese lienzo, con un pincel es bien difícil dársela, sin embargo, no podemos dudar de que existía gran diversidad, y que el berrendo remendado también formaba parte de los originarios jijones.

Los miembros de la iniciativa y otros visitantes del museo que se sumaron pudieron disfrutar con la observación del óleo y con el análisis en vivo que Lorenzo Cerón y Manuel Zamora hicieron sobre la morfología, colores y pelajes de los animales. Todo un descubrimiento que permite ratificar la diversidad existente en los pelajes de los toros procedentes de la raza originaria de La Mancha.

Imagen procedente del catálogo del Museo Taurino de la Comunidad de Madrid, expuesto en la Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid) y facilitado por Rafael Cabrera Bonet.